El celo del ciervo es conocido como la berrea, etapa en la cual los machos compiten por las hembras e intentan imponer su jerarquía mediante una serie de comportamientos ostentosos. Bramidos, carreras e incluso combates, constituyen los principales conductas de los machos, también llamados venados.
Este espectacular proceder de los ciervos resulta muy llamativo para todos los amantes de la vida salvaje, en especial para los fotógrafos, quienes desean fervientemente inmortalizar estas fastuosas escenas en su cámara.
Aunque en este periodo concreto de la vida del ungulado, los machos se comportan de manera menos reservada y por tanto, se encuentran más visibles, os paso aquí una serie de recomendaciones para que los que queráis fotografiar al ciervo en pleno celo, podáis hacerlo con una mayor efectividad.
En primer lugar, hay que significar que este periodo no se da en las mismas fechas en toda la geografía Española. Teóricamente desde mediados de septiembre hasta mediados de Octubre tiene lugar la berrea, cierto. Pero este es uno de los errores que suelen cometer muchos fotógrafos, creer que las fechas de inicio y final del celo son las mismas para cualquier lugar.
En las zonas más templadas y cálidas de la península este fenómeno acontece antes. Así, en zonas de poca altitud de Andalucía o de Extremadura, la berrea puede dar comienzo a finales de Agosto y diluirse a finales de Septiembre. En el caso opuesto, tenemos los bosques del norte de España, cuya berrea no da comienzo hasta finales de Septiembre y llega hasta finales de Octubre. Obviamente, en buena parte de nuestros bosques donde habita el ciervo, la etapa suele iniciarse a mediados de septiembre.
En consecuencia, antes de ir a fotografiar la berrea, debemos de saber en que zona queremos fotografiarla para no equivocarnos con las fechas propicias.
La cuestión del momento adecuado no acaba ahí. Las condiciones meteorológicas pueden acelerar o retrasar el celo. Unas lluvias un poco antes de las fechas previstas pueden desencadenar la berrea, así como una bajada de las temperaturas. Por tanto, cuando se acerque la época oportuna, estaremos pendientes de los pronósticos del tiempo. Otro factor que suele influir en la precipitación del celo, es la proporción de machos en la zona. Cuanta mayor sea la densidad de machos, más posibilidades de que la berrea se inicie antes. Podemos asistir a la paradoja de que en una finca privada con alto porcentaje de machos la berrea se encuentre en su apogeo, y en una zona colindante con una proporción de hembras mucho mayor, todavía no haya dado comienzo. Ojo a esto.
Una vez tengamos controlado el tema del momento propicio, nos tenemos que preocupar por el lugar concreto en cuestión desde el que fotografiaremos a estos imponentes animales. Evidentemente un aguardo o “hide” será indispensable. Los ciervos suelen tener querencia a berrear en los mismos lugares. Ese es precisamente uno de los consejos habituales de los entendidos en la materia, bien guardas de fincas cinegéticas o bien naturalistas, pero no os aconsejo que os fiéis de tal sugerencia.
Salvo que tengáis la suerte de poder permitiros emplear muchas jornadas intentándolo, los ciervos no son tan fieles a una zona concreta como se dice, aunque cierto es, suelen repetir su presencia, pero esta puede ser fugaz, por lo que hará bajar la rentabilidad de nuestra sesión. Se hace imprescindible pues cebar a los ciervos con comida. Eso hará que las hembras busquen puntualmente la comida y que los machos las sigan.
En muchas fincas privadas esto ya se hace, y en otros lugares o bien se puede solicitar permiso o bien encargar esta tarea a alguien del lugar.
Hay que tener en cuenta que desde nuestro escondite solo tendremos a tiro a los ciervos que estén en frente de nosotros, y que de nada servirá que estén a nuestras espaldas o escorados a un lado, y estos detalles suelen escaparse al entendimiento de guardas y naturalistas. Insisto, es muy conveniente cebar unos días antes de dar comienzo el celo y seguir haciéndolo en los días que fotografiemos.
Una vez dominados estos factores, conviene saber ahora que momentos del día son los ideales. Primeras horas de la mañana y últimas de la tarde es cuando los venados suelen berrear. Para entrar al hide en la sesión de la tarde, poco problema encontraremos si accedemos poco después del mediodía, ya que lo normal es que los venados no estén por allí a esas horas y no les asustemos. Sin embargo en la sesión de la mañana esto puede representar un problema serio, ya que muy probablemente los ciervos estén enfrente de nuestro hide y nos oigan o huelan. Importante en este caso que nos lleve alguien en coche y que nos cubra nuestra entrada al escondite. Seguramente pocos minutos después de irse el vehículo, los ciervos volverán.
Un consejo sobre el hide. Este debe de plantarse varios días antes de que comience el celo, para que se acostumbren a su presencia, y aparte, ser lo más estanco posible para que los ciervos no nos huelan. Estos animales no suelen tener muy buena vista, pero su olfato y oído son extraordinarios. En el supuesto de que se nos espanten de repente sin motivo aparente, muy probablemente sea porque alguna hembra nos haya olido. En ese caso esperaremos, pues pueden regresar, y tras ellas, los deseados machos.
Por último reseñar que en España existen empresas que ofrecen el servicio de fotografía de berrea a través de hides en puntos donde ya se alimenta a los ciervos, por lo que este es un recurso muy práctico que nos ahorrará mucho tiempo. Lógicamente esto tiene un coste económico. Para el que quiera trabajárselo solo y no quiera invertir dinero cada vez que vaya a intentarlo, recomiendo seguir los consejos indicados.
A disfrutar.
Texto y fotos: Eduardo Barrachina.