La caza contra el veneno, ese parece ser el lema de La Real Federación Española de Caza que se ha personado por primera vez como acusación particular en un caso de cebos envenenados. Mientras, la asociación de propietarios cinegéticos Aproca ha decidido expulsar a todo coto que por el mismo motivo sea condenado por vía penal o reciba sanción administrativa.
Es evidente que dentro del sector cinegético es sólo una minoría la que justifica e incluso usa el veneno para eliminar depredadores, pero es mucho el daño que hace al colectivo. De hecho, según el Grupo de Trabajo de Ecotoxicología del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, entre 1993 y 2008 los casos de fauna envenenada se han relacionado con la actividad cinegética en un 60-70% de los especímenes detectados.
Al paso dado por la Real Federación Española de caza, se une también la reciente decisión de Aproca, la influyente asociación de propietarios y arrendatarios de fincas cinegéticas, de expulsar a cualquier miembro que sea condenado por el uso ilegal del veneno. Con estas acciones se pretende que cunda la sensación en el mundo cinegético de que ya no hay refugio seguro, ni cabe condescendencia y compadreo alguno, con los envenenadores, por mucho que puedan resultarles decepcionantes, o insuficientes, las medidas legales existentes para el control de la depredación.
Este tipo de “gestos” contra el veneno adoptados por la RFEC y Aproca se inscriben en un proceso por el que los sectores cinegético y conservacionista están dando pasos de convergencia entre sí, sobre todo en los contextos de reconocimiento mutuo, confianza y acuerdo que ofrece la custodia del territorio para la conservación de la biodiversidad.
Autor: Oscar Prada
Fotografías: Eduardo Barrachina y Alberto Aníbal