La temporada de setas del 2011 no está siendo nada buena en la península, dada las malas condiciones climatológicas que han reinado en los meses de Septiembre y buena parte de Octubre.
Con las lluvias generalizadas de finales de Octubre acompañadas por unas temperaturas suaves, se ha maquillado un tanto el panorama, y las zonas de recolección clásicas de nuestro país han podido experimentar el renacer de los hongos, aunque evidentemente en cantidades más bien modestas.
La serranía de Cuenca, todo un referente para los aficionados a la micología, vuelve a ofrecerse generosa ante el visitante, mostrando un sotobosque repleto de vistosos y suculentos hongos que complacen al más exigente.
Situada en la Comunidad autónoma de Castilla la Mancha y al noreste de la provincia de Cuenca, la serranía de Cuenca de naturaleza caliza, presenta de forma mayoritaria un tapiz forestal de altísimo valor ecológico que propicia, junto con su clima mediterráneo-continental, el escenario ideal para la proliferación de los hongos.
Ingentes cantidades de turistas visitan expresamente esta área geográfica con el propósito de llenar sus cestas de setas comestibles, algunas de ellas altamente cotizadas como los boletus, las amanitas o los níscalos.
La Asociación Micológica Conquense ha organizado actividades para los aficionados de toda España que quieran instruirse en la micología, y como no, guiarlos en la recolección de hongos por la serranía, a través de jornadas y programas que se prolongarán hasta principios de Diciembre. Entre otros ejercicios, cada lunes a partir del 3 de octubre en el Centro de Interpretación de la Naturaleza Ars Natura, los aficionados a la recolección de setas podrán presentar dudas de todo tipo y mostrar la mercancía recolectada para su catalogación.
Con independencia de todo ello, la recolección de setas es una maravillosa oportunidad para disfrutar de los encantos de la serranía de Cuenca, de su bello paisaje, de su gastronomía, de su amplia oferta de turismo activo y de su sorprendente vida salvaje.
Autor fotos y textos: Eduardo Barrachina